Y es consciente de que vive cada día como si fuera el último, siente cuervos sobre su cabeza, como guadañas a la espera de una señal imperceptible para caer en picado hacia su cuello.
Su mano busca a tientas el camino de vuelta entre tanta naturaleza imposible, pero descubre que se han convertido en garras, como la bestia que es, un lobo solitario extraviado en sus propios sueños.
Magnífico. Sólo puedo decir eso. Ha sido una grata sorpresa encontrar tu blog esta mañana. Espero poder seguir siendo partícipe de tus escritos. Saludos.
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