Un mes ya... quizás más tiempo del que puedo recordar en este trance etílico en el que me hallo, previa celebración de la nada.
Con mi máscara más usada, ajada en extremo he convivido más de lo deseable, aparentando esa serenidad tan odiosa, esa alienación tan inusual, ese fingido mutis en el caos.
Pero hasta las grandes mentiras tienen un límite, las cadenas ahora parecen de cristal y el ambiente se caldea, los labios que me rodean empiezan a cantar versos anárquicos y la vorágine vuelve del sueño del que jamás debió salir.
Hay un mundo en cada esquina, aún me pregunto cómo pude olvidarlo en el peor de los momentos.
16 dic 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu rastro...