Cansado, se arrastra hasta una esquina polvorienta.
Su carcasa se agrieta, la cárcel de su cuerpo está demacrada, se consume lentamente y la mácula que devora todo a su paso amenaza con filtrarse hasta su mente, tan inestable como confusa y débil por tanto viaje.
La cabeza le da vueltas, las entrañas le arden como ascuas, ¿cuál es el precio de los hados?
15 ago 2009
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