Es un sendero oscuro, demacrado, un yermo que la cordura no conoce ni en sus peores pesadillas, pero al mismo tiempo atrayente, como si una dulce voz me incitara a cruzarlo con los ojos cerrados...
Recuerdo mis vínculos con el mundo, alguna constante que me ate en caso de perder el rumbo y emprendo el largo camino hacia el valle verde.
Me falta el aire, la llama se consume a cada segundo y no dejo de pensar en el final del camino, largamente presente en tantos y tantos sueños...
26 jul 2009
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